jueves, 26 de junio de 2008

Al Cesar lo que es del Cesar (2º Parte)

La primera parte se refería principalmente a las tribulaciones del viajante y sus primeras armas en los quehaceres y busqueda de una relativa armonía entre el trabajo y él, tratando de compaginar el poco tiempo que le queda, cuando está en misión de servicio.

Una vez en Huelva, ya en mi casa, la cosa cambia, pero no siempre a mejor. Si antes era Capitán General ahora soy Rey de Reyes ya que en mi casa, no tengo mas que abrir una despensa o un armario y ahí esta todo.

El primer día, para situarme un poco, abro un impresionante armario de cocina empotrado, con fondo a perdida de vista y me encuentro con un poco de todo. Muchos cacharros más o menos sofisticados, muchisimas bolsitas, cacerolas sin tapadaras (están en otro sitio) cacharritos de plástico llenos de condimentos, bolsas de arroz, judías, garbanzos, fideos (de esas, había por lo menos seis, desde el cabello de angel, hasta los macarrones más gordos, que además odio, pasando por los tallarines, espaghetis etc... pero es de justicia que para saber lo que contiene cada paquete, te tienes que cojer por la mano y abrilo todo. Tampoco eso es un gran problema basta con quitar el alfiler de tender que lo cierra por la parte de arriba y echa un vistazo dentro. Pero ojo, si es harina, el vistazo tiene que ser mucho más detenido...

Tambien existen unos botes (esos son de cristal o de acero) con diferentes clases de aceite. Caigo rápidamente en la cuenta que uno debe ser del pescado, el otro de la carne o patatas, pero no me pregunten por los otros dos o tres, porque no lo sé, pero como la prudencia dice : "... En la duda abstente..." olvido lo que está en casa y compro lo que creo que voy a necesitar ya que los ragouts, las paellas, las fideuas, las albondigas o les faves y un muy largo etcetera, no creo que sepa hacerlo.

La sal por ejemplo, el primer día busco un salero en ese impresionante armario empotrado y... bingo, encuentro un pequeño salerito, muy bonito, pero vacio. Sigo buscando, porque sé que siempre hay sal en una casa, es imprescindible (con razón durante siglos la sal pagaba grandes tributos y era objeto de comercio entre países - quien no ha oido hablar de la ruta de la sal ?)
Sigo buscando y aparece un segundo salero - éste sí suena - había unos cuantos granitos de arroz (es recomendable, y anti-humedad por añadidura...). Estoicamente, sigo mis investigaciones y, por fin, doy con ella. Estaba en un bote de Cacao de avellanas y leche... Lo que pasa es que es una sal gorda, muy gorda, gordísima, pero bueno, sal al fin y al cabo, entonces, dando un paso atrás en la mente , comprendo por qué los saleros están vacios. Ni un solo granito de esta sal podría nunca pasar por los pequeños agueritos de los saleros. Esto no quiere decir que no haya sal fina en otro sitio... En cuanto a la que he encontrado, seguro que viene directamente de las salinas o de las hermosas marismas de mi tierra.

En este momento parece que estoy oyendo la voz de Pepita (es mi mujer) diciendome triunfante con un bote de mermelada o cualquier otra cosa que acaba de sacar de cualquier otro sitio "... Pero si tu sabes que yo, la sal, la pongo aquí, desde siempre..."

En estos días de Agosto, en Madrid, reaprendí a hacer el gazpacho andaluz que me gusta mucho y con estos calores que resecan tierras y cuerpos, lo único que se te apetece es algo fresco y de buen paladar.

Antes de salir de Madrid quise hacerlo yo mismo bajo las directrices de las expertas es decir mi madre y mi mujer y, en honor a la verdad me salió francamente bien. Pero el último, justo antes de regresar a Huelva, fui yo el maestro y el discipulo, mi hija que cumplía en esos días los diecisiete años. Éste no salió tan bueno, era aceptable pero hubo que añadir algunas cosillas, sin embargo el honor estaba a salvo. No cabe la menor duda que la culpa la tuvo la cuchara ya que utilice una cuchara, bastante más grande que las soperas normales (no sabía que las tuvieramos tan grandes) y todo porque a mi hija y a mi, nos gusta el gazpacho subido de tono...

En verdad estaba un poco fuerte, y tuvimos que añadir un poco de agua pero como no quedaba más agua fresca, completamos la serie con unos cubitos de hielo. "Gazpacho in the rock " dirian los snobs, pero yo diría " algo aguado " o, como digo más arriba aceptable - dicho en lenguaje estudiantil un aprobado por los pelos, sin más pretensiones.

Bien, ahora ya estoy en mi casa de Huelva, y solo ante el peligro. En la planificación quedamos que me llevaría una lista de todos los ingredientes que hace falta para hacer un gazpacho y tambien las instrucciones precisas para no fallar ya que hay que admitir que seguía siendo un principiante en estas lides. Ni lista, ni instrucciones, ni nada..somos españoles y tenemos la buena costumbre de dejar todo para última hora y claro..Pero mi prodigiosa memoria no fallaría, y me sentía perfectamente capacitado, solo y sin el más mínimo asesoramiento de hacer un gazpacho de rechupete - ese sería mi gazpacho, un poco la obra cumbre que me colmaría de felicidad y de bienestar. Pienso que Margaret Mitchell o Leonardo da Vinci cuando crearon " Lo que el viento se llevó " o la Mona Lisa ( La Joconda) pensaron lo mismo que yo...

Pero este gazpacho, el que ha desencadenado en realidad todo este artículo, sera objeto de la tercera remesa.

El Cuervo.

domingo, 22 de junio de 2008

Al Cesar lo que es del Cesar.(1º parte)

Autocrítica hacia el autor - él tampoco escapa al ojo crítico del Cuervo.

Antes de iniciar este pequeño relato pensé en tres títulos "...Aprendamos a observar..." - "...Estoy de Rodriguez:::" y "...Al Cesar lo que es del Cesar..."
La duda duro poco: el primero me pareció pomposo y lleno de filosofía barata. El segundo cayó por su propìo peso nada mas pensarlo por resultarme algo vulgar y, entre otras cosas, porque la historia de ese Rodriguez no la conozco en absoluto aunque esté en boca de todos y a la orden del día en cuanto a expresión nacional. (se diría que todo el mundo la conoce, menos yo, claro...)

En cuanto al tercero, y el primero que pensé, me quedé con él, aunque hoy por hoy el Cesar puede ser él o ella, o ella y él, ya que ambos trabajan y las tareas domésticas se reparten equitativamente, pero, a mi juicio siempre habrá un Cesar para determinadas cosas, sea hombre o mujer.

Pienso que leyendo estas lineas estaran plenamente identificados conmigo. Quien no ha pasado por situaciones más o menos similares, cómicas, exasperantes, ridículas... yo diría que de todo un poco, cuando te metes en camino de once varas... y en cosas que sabes que existen pero que ignoras totalmente.

Pero en este mundo lleno de problemas políticos, guerras, muertos, cataclismos y un largo etcetera quien no quiere relajarse un poco ? Si con este artículo conseguimos arrancar una sonrisa, aunque sea nada más que eso, habremos conseguido el objetivo. Vivir un problema banal, un problema de todos los días, lleno de tropiezos es al fin y al cabo la sal y pimienta de la vida y, a veces, hasta el limon...

Viviendo en Huelva desde hacia ya unos años, mi "aventura" empieza cuando llevo a mis tres mujeres (mi madre, mi mujer y mi hija) a Madrid , tomando parte de mis vacaciones. Lo previsto: Regresar mi madre y yo, y que mi mujer se quedará con su familia en Madrid, hasta dar a luz, pero (le temo a esa palabra porque siempre hay un "pero" por el camino...) cambio de planes de última hora, y decido regresar solo a Huelva

Como era de suponer mi mujer me dice que no le parece buena la idea, que yo solo... que las comidas... que la ropa... que el fregado... que la compra... pero yo: "Angel el perfecto", el cuadriculado o también el Marciano como me llamaban algunos parientes o amigos - la miro un poco por encima del hombro y le recuerdo que, por motivos de trabajo , ya estuve solo en varias ocasiones en Oviedo, Gijón, Córdoba, Alicante, Barcelona, Valencia, y siempre salí bastante bien del paso.

Por fin, llego a convencerla, y aquí estoy, y aquí empiezan los problemas... Cuando Don Perfecto argumentó, Gijon. Córdoba etc. pasó por alto que en esas plazas estaba de alquiler y lo que hubiera o no, era solo cosa de él, pues nadie ponía ni quitaba nada - Yo era dueño y señor absoluto de todo - Y con esto no quiero decir que todo iba sobre ruedas... sino que simplemente era dueño y señor, para lo bueno y para lo malo...

Comí unas cuantas comidas sin sal , algunas bolsitas de manzanilla sin azucar (desayuno muy digestivo pero horroroso) , por haber olvidado de comprar café y azucar, en resumidas cuentas eso es tomarse un vaso de agua caliente a las siete de la mañana con unos cuantos hierbajos. Freir con margarina en vez de aceite - los franceses también lo toman mucho pero con mantequilla, y no por las mismas razones. Una de las cosas que no llegó nunca a llenarme del todo, aunque sí confieso que repetí varias veces la operación, es comer un par de huevos fritos con madalenas en lugar de pan...

Resulta traumático, para el hombre que se queda solo y depende de sí mismo, quedarse sin pan, pues la verdad es que se agota a la velocidad del rayo porque, sea dicho de paso, cuando estas de viaje, comes pan con cualquier cosa. La mesa queda limpia en un abrir y cerrar de ojos y el fregado huelga. Pero Angel el cuadriculado, soluciona rápidamente la papeleta y después de cuatro o cinco veces de tomar huevos con madalenas, compraba pan en cantidad y se lo tomaba hasta que se terminaba, pero al endurecer, no se puede rebañar bien el plato, suelta montones de mijitas y... pero bueno, dicen los expertos que el pan duro es muy bueno para los dientes y la aerofagia... al cabo de un tiempo llegué a preferir el pan duro al pan blando.

Luego llegaron las "técnicas" : el frigorífico se convirtió en mi más íntimo laboratorio. Aprendí a congelar el pan - lo malo es que la mitad de las veces, al no sacarlo a tiempo del frigorífico me lo comía medio congelado, y eso también joroba. Cada vez que quería tomarme un filete, ya no se trataba de descongelar un kilo, o medio kilo, de carne. Cada filete estaba separado, uno del otro, por una hojita de plástico o de papel albal. No cabía la menor duda que estaba progresando en el empeño y que pronto, muy pronto, llegaría a ser Capitán General en el arte culinario y de conservación de los alimentos.

El perejil, la uva, los tomates, y muchas cosas más, eran ya para mi pan comido:, el objetivo estaba prácticamente conseguido pero, mi " gran revolución frigorífica " fue sin duda alguna freir, a largo plazo, tres o cuatro kilos de patatas en un momento de relativo relax y guardarlas en un gigantesco bote de cristal herméticamente cerrado. Queda entendido que las patatas tenían que tener un debido grueso y sobretodo, muy poco fritas porque, sino, al freirlas otra vez a los doce o dieciocho días (fecha tope del experimento) suelen perder mucho almidón y lo peor es que se convierten en unos palitos marrones, duritos y sin demasiada conisistencia nutritiva - pero, eso sí, de gusto, están "fenomenal" - ese por lo menos el comentario que me hizo mi hija una vez que le puse para comer, patatas de un par de semanas...

Como verán Angel, alias el marciano está perfectamente preparado para hacer frente a cualquier emergencia culinaria, claro que tanto como para mirar con suficiencia, y por encima del hombro a renombradas cocineras pues, por favor, hasta ahí podíamos llegar...

El Cuervo.