domingo, 22 de junio de 2008

Al Cesar lo que es del Cesar.(1º parte)

Autocrítica hacia el autor - él tampoco escapa al ojo crítico del Cuervo.

Antes de iniciar este pequeño relato pensé en tres títulos "...Aprendamos a observar..." - "...Estoy de Rodriguez:::" y "...Al Cesar lo que es del Cesar..."
La duda duro poco: el primero me pareció pomposo y lleno de filosofía barata. El segundo cayó por su propìo peso nada mas pensarlo por resultarme algo vulgar y, entre otras cosas, porque la historia de ese Rodriguez no la conozco en absoluto aunque esté en boca de todos y a la orden del día en cuanto a expresión nacional. (se diría que todo el mundo la conoce, menos yo, claro...)

En cuanto al tercero, y el primero que pensé, me quedé con él, aunque hoy por hoy el Cesar puede ser él o ella, o ella y él, ya que ambos trabajan y las tareas domésticas se reparten equitativamente, pero, a mi juicio siempre habrá un Cesar para determinadas cosas, sea hombre o mujer.

Pienso que leyendo estas lineas estaran plenamente identificados conmigo. Quien no ha pasado por situaciones más o menos similares, cómicas, exasperantes, ridículas... yo diría que de todo un poco, cuando te metes en camino de once varas... y en cosas que sabes que existen pero que ignoras totalmente.

Pero en este mundo lleno de problemas políticos, guerras, muertos, cataclismos y un largo etcetera quien no quiere relajarse un poco ? Si con este artículo conseguimos arrancar una sonrisa, aunque sea nada más que eso, habremos conseguido el objetivo. Vivir un problema banal, un problema de todos los días, lleno de tropiezos es al fin y al cabo la sal y pimienta de la vida y, a veces, hasta el limon...

Viviendo en Huelva desde hacia ya unos años, mi "aventura" empieza cuando llevo a mis tres mujeres (mi madre, mi mujer y mi hija) a Madrid , tomando parte de mis vacaciones. Lo previsto: Regresar mi madre y yo, y que mi mujer se quedará con su familia en Madrid, hasta dar a luz, pero (le temo a esa palabra porque siempre hay un "pero" por el camino...) cambio de planes de última hora, y decido regresar solo a Huelva

Como era de suponer mi mujer me dice que no le parece buena la idea, que yo solo... que las comidas... que la ropa... que el fregado... que la compra... pero yo: "Angel el perfecto", el cuadriculado o también el Marciano como me llamaban algunos parientes o amigos - la miro un poco por encima del hombro y le recuerdo que, por motivos de trabajo , ya estuve solo en varias ocasiones en Oviedo, Gijón, Córdoba, Alicante, Barcelona, Valencia, y siempre salí bastante bien del paso.

Por fin, llego a convencerla, y aquí estoy, y aquí empiezan los problemas... Cuando Don Perfecto argumentó, Gijon. Córdoba etc. pasó por alto que en esas plazas estaba de alquiler y lo que hubiera o no, era solo cosa de él, pues nadie ponía ni quitaba nada - Yo era dueño y señor absoluto de todo - Y con esto no quiero decir que todo iba sobre ruedas... sino que simplemente era dueño y señor, para lo bueno y para lo malo...

Comí unas cuantas comidas sin sal , algunas bolsitas de manzanilla sin azucar (desayuno muy digestivo pero horroroso) , por haber olvidado de comprar café y azucar, en resumidas cuentas eso es tomarse un vaso de agua caliente a las siete de la mañana con unos cuantos hierbajos. Freir con margarina en vez de aceite - los franceses también lo toman mucho pero con mantequilla, y no por las mismas razones. Una de las cosas que no llegó nunca a llenarme del todo, aunque sí confieso que repetí varias veces la operación, es comer un par de huevos fritos con madalenas en lugar de pan...

Resulta traumático, para el hombre que se queda solo y depende de sí mismo, quedarse sin pan, pues la verdad es que se agota a la velocidad del rayo porque, sea dicho de paso, cuando estas de viaje, comes pan con cualquier cosa. La mesa queda limpia en un abrir y cerrar de ojos y el fregado huelga. Pero Angel el cuadriculado, soluciona rápidamente la papeleta y después de cuatro o cinco veces de tomar huevos con madalenas, compraba pan en cantidad y se lo tomaba hasta que se terminaba, pero al endurecer, no se puede rebañar bien el plato, suelta montones de mijitas y... pero bueno, dicen los expertos que el pan duro es muy bueno para los dientes y la aerofagia... al cabo de un tiempo llegué a preferir el pan duro al pan blando.

Luego llegaron las "técnicas" : el frigorífico se convirtió en mi más íntimo laboratorio. Aprendí a congelar el pan - lo malo es que la mitad de las veces, al no sacarlo a tiempo del frigorífico me lo comía medio congelado, y eso también joroba. Cada vez que quería tomarme un filete, ya no se trataba de descongelar un kilo, o medio kilo, de carne. Cada filete estaba separado, uno del otro, por una hojita de plástico o de papel albal. No cabía la menor duda que estaba progresando en el empeño y que pronto, muy pronto, llegaría a ser Capitán General en el arte culinario y de conservación de los alimentos.

El perejil, la uva, los tomates, y muchas cosas más, eran ya para mi pan comido:, el objetivo estaba prácticamente conseguido pero, mi " gran revolución frigorífica " fue sin duda alguna freir, a largo plazo, tres o cuatro kilos de patatas en un momento de relativo relax y guardarlas en un gigantesco bote de cristal herméticamente cerrado. Queda entendido que las patatas tenían que tener un debido grueso y sobretodo, muy poco fritas porque, sino, al freirlas otra vez a los doce o dieciocho días (fecha tope del experimento) suelen perder mucho almidón y lo peor es que se convierten en unos palitos marrones, duritos y sin demasiada conisistencia nutritiva - pero, eso sí, de gusto, están "fenomenal" - ese por lo menos el comentario que me hizo mi hija una vez que le puse para comer, patatas de un par de semanas...

Como verán Angel, alias el marciano está perfectamente preparado para hacer frente a cualquier emergencia culinaria, claro que tanto como para mirar con suficiencia, y por encima del hombro a renombradas cocineras pues, por favor, hasta ahí podíamos llegar...

El Cuervo.

1 comentario:

davibu dijo...

Tu prima Loli:
Cuánto valemos las mujeres!!!
Me ha encantado y me he reído mucho
También me ha gustado mucho tu don de palabra.
Tío, vales mucho.
Un beso!